A raíz de la II Revolución Sexual ocurrida en los sesentas, el deleite se volvió requisito y el placer sexual se convirtió en una condición capital. Hoy no concebimos una relación emocional sin este componente, y como tal, son muchas las mujeres que consultan por sus dificultades para alcanzar el orgasmo.

De manera descriptiva, la mujer que sufre una disfunción orgásmica mantiene un adecuado deseo sexual, logra experimentar una excitación gratificante y, justo cuando se acerca el momento del clímax u orgasmo, toda esa energía sexual ascendente se desvanece.
Algunas relatan que el acto sexual se "corta súbitamente", otras utilizan términos como "me salgo de la relación sexual" y otras simplemente no saben qué sucede, pero el orgasmo se vuelve imposible de alcanzar a pesar de reiterados intentos. Con el paso del tiempo pueden llegar a "acostumbrarse" a esto y lamentablemente tomarlo como algo natural.
Muchas de las mujeres que sufren esta disfunción (antes llamada frigidez) van perdiendo el interés por la sexualidad, optan por la vida sexual sólo para complacer a su pareja, y no pocas terminan aborreciendo el sexo.
Las investigaciones señalan que aproximadamente el 30% de estas mujeres sufre alguna alteración hormonal que no les permite un adecuado desempeño sexual, razón por la cual deben hacerse exámenes para determinar la causa raíz e instaurar algún tipo de tratamiento.
Muy frecuentemente encontramos problemas en la técnica sexual de los hombres, que por inexperiencia o desatención destinan poco o nada de tiempo a los juegos previos, a contemplarlas, a las caricias, besos, abrazos y a saber acompañarlas a lo largo de la relación, restringiendo su vida sexual a una mecánica e insípida penetración que suele resultar poco gratificante (o hasta incluso dolorosa) como para propiciar el ansiado orgasmo. Personas que simplemente no entienden que la mujer no es una máquina, y puede necesitar más tiempo y estímulos que el hombre para llegar al orgasmo.
En estos casos, el terapista puede centrar su intervención en ampliar el bagaje cultural sexual de la paciente, y elaborar una serie de actividades que le permitan encontrar formas más interesantes y nutridas de vivir las relaciones.
Se ha descrito también que algunas de estas mujeres recibieron en su juventud una educación sexual errática, que propició una visión distorsionada del placer sexual, asociada a conceptos pecaminosos, sucios o degradantes. Esta información resulta un verdadero freno para el goce, y debe ser sustituida por nueva información que le permita ver la sexualidad como algo natural y digno de disfrutar.
Según un equipo médico del Hospital de Clínicas José de San Martín (dependiente de la Universidad de Buenos Aires), "El orgasmo femenino es la consecuencia del encuentro entre dos o más personas dispuestas a abandonarse a sus sensaciones, a sentir placer, a encontrarse y a conocerse sin tabúes, sin vergüenza y sin temores. En especial, sin el miedo a hacer el ridículo. En el sexo, tenemos que estar dispuestos a pedir lo que nos gusta, a liberar nuestras fantasías y a vivir un momento agradable".
El mismo equipo difundió cifras basadas en un test anónimo denominado "Índice de Función Sexual Femenina" (IFSF) realizado en las salas de espera a 700 mujeres provenientes de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires que concurrieron a los consultorios externos del hospital durante 2018. Dichas cifras revelaron que el 30% no suele experimentar orgasmos, y el 12% nunca tuvo uno ni sola ni con sus parejas. En este último 12% que jamás alcanzó el orgasmo, varias de ellas ya son madres.
“Algunas mujeres tienen más de un hijo y jamás experimentaron un orgasmo, lo confunden con la excitación o con la sensación de intimidad con su pareja o también con el orgasmo de él. Lo cierto es que cada vez son más las mujeres que creen que el encuentro sexual finaliza cuando el hombre eyacula y que por múltiples razones no continúan en búsqueda de su placer”.
La mayoría de las anorgásmicas tienen 35 años o más. "Las más chicas llegan más al orgasmo pero lo viven más como una obligación, por las libertades sexuales, que como algo para ellas mismas".
¿Qué es la Anorgasmia?
La anorgasmia es la inhibición recurrente y persistente del orgasmo manifestada por su ausencia tras una fase de excitación normal, y producida a través de una estimulación que pueda considerarse adecuada en intensidad, duración y tipo. Es, junto con la falta de deseo, una de las disfunciones sexuales más comunes de la mujer.
Tipos de anorgasmia
- Anorgasmia primaria: la sufre quien nunca ha obtenido un orgasmo, ni a través del coito ni por masturbación.
- Anorgasmia secundaria: la sufre quien tras una época de haber tenido orgasmos con normalidad, deja de experimentarlos de forma sistemática.
- Anorgasmia absoluta: se da cuando no se alcanza el orgasmo mediante ningún procedimiento (autoestimulación, heteromasturbación, etc.).
- Anorgasmia relativa: se da cuando no se obtiene el orgasmo sólo de una forma determinada; por ejemplo, anorgasmia coital.
- Anorgasmia situacional: se da cuando se puede alcanzar el orgasmo sólo en determinadas circunstancias específicas.
Causas
En la fisiología del orgasmo femenino intervienen más factores que en el masculino, y por lo tanto es más compleja. Por ello, los trastornos del orgasmo son mucho más frecuentes en las mujeres. En ellas, el orgasmo se acompaña de una serie de contracciones reflejas de ciertos músculos genitales localizados en la vagina. Cualquier enfermedad o traumatismo en dicha zona, al igual que la ingesta de cualquier droga, e incluso algún fármaco concreto, pueden ser causas orgánicas que inhiban el orgasmo.
Orgánicas. Sólo representan un 5% de las causas. Enfermedades endocrinológicas (diabetes, etc.), neurológicas, ginecológicas, etc.
Psicológicas. Son las más frecuentes. Entre las principales:
- Condiciones culturales negativas
- Experiencias sexuales traumáticas
- Factores interpersonales
- Falta de información sexual
- Monotonía en la falta de concentración, angustia, etc.
- Ambivalencia respecto a su compromiso de cara a la relación de pareja, el temor al abandono, temor a afirmar la propia independencia, sentimientos de culpa relacionados sobre todo con las relaciones sexuales.
Tratamiento
La anorgasmia es tratable y tiene buen pronóstico, siempre y cuando la paciente coopere con el terapeuta. El tratamiento es efectivo en alrededor del 95% de los casos, cifra bastante elevada si tenemos en cuenta la magnitud del problema. El tratamiento de la anorgasmia va encaminado principalmente a:
- Eliminar las actitudes negativas y prejuicios en torno a la sexualidad en general, y al orgasmo en particular.
- Mejorar la relación, a través de la comunicación entre la pareja.
- Seguir un programa de habilidades sexuales, que consiste en una serie de ejercicios específicos para esta disfunción.
¿Alguna duda?